Estoy en esta cruzada para que la gente no termine lamentándose, como yo, al no haber entrevistado a mi padre antes de morir inesperadamente, pensando que lo podría haber hecho más adelante en el futuro. Eso le pasará a miles de millones de personas en el mundo. Tarde o temprano lamentarán haber dejado morir esas historias que les pertenecían, como parte del legado familiar.
Las historias familiares son un tesoro invaluable que, a menudo, se pierde con el tiempo. La mayoría de las personas olvidan que su vida está llena de recuerdos, éxitos, fracasos, desafíos, aprendizajes, consejos y lecciones que pueden enriquecer a las generaciones futuras. Según un estudio de AARP, el 70% de las personas mayores de 60 años desea compartir sus recuerdos con las generaciones siguientes, pero solo un 30% lo logra.
Crear un documental de legado familiar es una de las maneras más efectivas de preservar esas historias. Hablar directamente a la cámara y compartir tus experiencias de vida, tus tradiciones familiares y tus valores, garantizará que tu legado no se pierda, sino que sea transmitido de manera auténtica y emocional.
¿Cuál es la única certeza inevitable que tenemos en la vida? ¡Que todos vamos a morir!
Y a pesar de esa certeza, en cierta forma hay una manera de evitarlo. “Podrán eliminar a los hombres pero no a sus ideas, como decía el célebre político colombiano Luis Carlos Galán. Se puede matar al mensajero pero no a su mensaje. Hay que aspirar a la inmortalidad, a través del relato personal.
Así nació Life Memories, un proyecto que emprendí para producir documentales privados de legado personal, familiar y empresarial.
Estos videos biográficos son otra manera de construir una herencia verbal y emocional. Otra manera de dejar huella y trascender.
Hay muchas maneras de hacerlo. Muchos incluso documentan su vida a diario en las redes sociales, pero esa es la vida perfecta, y esa sabemos que no es real, ni verdaderamente auténtica.
Otros escriben libros, pero no todos son buenos escritores para atrapar al lector. Así que a veces resulta un esfuerzo que no tiene mayor éxito. En cambio, con la magia del lenguaje audiovisual, tienes la posibilidad de ver a esa persona que tanto quieres y admiras, lo escuchas y lo sientes. ¿Por que? El cerebro procesa la información visual 60.000 veces más rápido que lo que lee en un texto. Así que no tienes que imaginártelo. Tienes a ese ser querido en frente, hablándote en su propia voz y con la fuerza de sus recuerdos y enseñanzas que nos van a inspirar.
¿Por dónde empezar?
Antes los álbumes de fotos, con las historias relatadas por padres, tíos y abuelos, concentraban parte de la historia de la familia en un solo lugar. Debemos regresar a esa práctica, haciendo uso de la tecnología para almacenar en un mismo lugar, fotos, videos, historias, descripciones y recuerdos que podamos contar. Debes reunir todo el material audiovisual y digitalizarlo en un drive, en la nube o en un disco duro.
Hoy resulta paradójico que a pesar de que los celulares facilitan tomar fotos y almacenarlas, pareciera que cada vez es más difícil encontrarlas. A veces esas fotos y vivencias están en diferentes celulares: nuevos y viejos, teléfonos móviles de otros familiares y amigos, con recuerdos e imágenes que ya casi ni volvemos a ver.
Podemos ir contando esas historias, tomando notas de la manera más fidedigna posible para que no se nos olviden los episodios del pasado y otras vivencias actuales que van sucediendo. A veces lo mas práctico es grabar notas de voz que relaten detalles y describan situaciones que vivimos. Porque una cosa es recordar con la perspectiva del paso del tiempo algo que te sucedió hace muchos años y otra muy distinta es registrar tus sentimientos de alguna experiencia que te marcó, cuando apenas sucede.
De todo el material que podrías reunir para crear tu propio “biopic” o de un ser querido, el más importante es la entrevista. Con unas buenas preguntas y sabiendo escuchar, accederán a los detalles de aquello que vale la pena compartir. En los detalles está la riqueza de la existencia humana. Muchas veces las familias, los amigos sabemos lo que pasó, pero nos olvidamos de preguntar cómo pasó, especialmente cómo se sintieron y qué aprendieron en cada situación. Ahí esta la magia de las preguntas de seguimiento.
Cuando produzco estos documentales biográficos, tengo un cuestionario de decenas de preguntas para hacer… Algunas son las mismas que hubiera querido hacerle a mi padre y que ustedes pueden hacerle a los suyos si están a tiempo.
Se sorprenderán de la información que nunca habían escuchado. Por ejemplo: ¿Recuerdas algún favor que alguien te hizo o algún acto de generosidad hacia ti que agradeciste toda la vida? ¿Si tuvieras la máquina del tiempo y pudieras hablarte a ti mismo a los 20 o 30 años, qué consejo te darías? ¿Recuerdas algún problema, que te dio una gran lección de vida? ¿Cumpliste tu propósito en la vida? ¿Cuál es tu legado?
Son preguntas tan sencillas como filosóficas; y las respuestas nos ayudarán a construir un relato, ojalá audiovisual, que cobrará aún más valor cuando ya no estemos. Le estaremos dejando el mejor regalo de amor a las personas mas importantes en nuestra vida.
Ese legado de sabiduría, experiencias y sobre todo valores, es tan o más importante que la herencia que se acumula en cuentas de ahorros en el banco o en propiedades.
Y no tienes que esperar a cumplir 80 años para comenzar. Lo bueno de pensar en tu legado y en tus memorias más temprano en la vida, es que durante el proceso te das cuenta que aún tienes tiempo de mejorar el tercer acto de tu vida. Podrás aspirar a nuevos y nobles propósitos, para que el balance de tu vida termine siendo mucho mejor del que habías imaginado.
Consejo: Comienza hoy mismo, grabando anécdotas importantes y reflexiones clave que pueden ser integradas en un futuro documental. Nunca subestimes el poder de tus recuerdos.
¿Y tú, ya comenzaste a documentar tu vida? ¿Qué estás esperando?
Quítate de la cabeza que tu vida no es tan interesante…. Porque todos tenemos una historia que contar. Asegúrate que seas tú quien cuente tu propia historia. Será imposible olvidarte.